- Conociendo el término PAS (Persona altamente sensible).
- Aprendiendo a “hacer las paces” con mis rasgos y peculiaridades.
La alta sensibilidad puede parecer a instantes una maldición. — Valeria Sabater.
¿Qué significa realmente este término?
No se trata de ningún trastorno. Ser “PAS”, es más habitual de lo que parece. Como escribe Elaine Aron en El don de la sensibilidad, se trata de algo normal, “un rasgo básicamente neutro”.
Esta psicóloga norteamericana acuñó por primera vez el término a las Personas Altamente Sensibles, que ha conducido a diferentes investigaciones desde la neurología, la genética y la psicología que confirman científicamente la existencia de este rasgo innato del carácter en un 15-20 % de la población, tanto en hombres como en mujeres; un rasgo que tiene luces y sombras para las personas que lo presentan y que no debe confundirse con ser hipersensible, susceptible, tímido o introvertido.
Esto tiene ventajas: las PAS son conscientes de detalles muy sutiles en su entorno. También son reflexivas, intuitivas, creativas, empáticas y cuidadosas. Pero este rasgo, como cualquier otro, también tiene sus inconvenientes: estas personas pueden ser muy cautas y demasiado volcadas en su interior.
A veces se sienten desbordadas y exhaustas por la sobreactivación que resulta, por ejemplo, de estar con mucha gente o en ambientes muy ruidosos.
¿Qué “síntomas” tiene una persona altamente sensible?
D.O.E.S. (de los conceptos en inglés Deep processing, Overstimulation, strong Emotions y Sensitive to subtleties):
- Profundidad de procesamiento
- Gran emocionalidad y empatía
- Sensibilidad a las sutilezas
- Sobreestimulación o saturación.
1. Profundidad de procesamiento
Se trata de una tendencia a procesar la información recibida y suele hacerse de una forma intensa y profunda, lo que hace que sean personas que también reflexionan en profundidad los temas para comprenderlos bien, que sean perfeccionistas y muy creativas (capacidad para relacionar ideas aparentemente inconexas) y que a menudo sientan que se “desbordan” ante situaciones cotidianas, donde las emociones juegan un papel principal.
2. Gran emocionalidad y empatía.
Gracias a la neurociencia y a la tecnología de la resonancia magnética funcional (fRMI), hoy sabemos que en las PAS, el hemisferio derecho registra más actividad de lo normal; sobre todo en la amígdala y el lóbulo frontal. Las áreas relacionadas con las emociones y la creatividad están más activas.
3. Sensibilidad ante las sutilezas.
Gran apreciación de la belleza, suelen disfrutar de la compañía y los animales, predilección por maravillas de la naturaleza y capacidad de ver cosas profundas en la cotidianidad. Atardeceres, olores, colores, sonidos agradables…
4. Sobreestimulación o saturación
Podríamos hablar de “batería social” que se agota con más rapidez ante la presencia de muchas personas, ruidos, luces, estímulos externos debido a que les cuesta más procesar toda la información.
Si quieres una orientación acerca de si estás o no en este grupo, puedes probar con este test de la propia Aron
HACIENDO LAS PACES CON MIS RASGOS DE PERSONALIDAD:
Todo lo que siempre quise fue acercarme y tocar a otro ser humano no solo con mis manos sino con mi corazón —Tahereh Mafi.
Sin duda, sentir el mundo amplificado tiene muchas cosas bonitas.
Todo se vive con gran emotividad: desde la música o la belleza de la naturaleza a las relaciones interpersonales. No es de extrañar que muchos de los grandes músicos, pintores, escultores, intérpretes y bailarines/as sean PAS, por ejemplo. Sin embargo, la mayoría de estas personas han crecido sintiéndose ”intensitos/as” y bichos diferentes; una diferencia que se les ha hecho notar en su ámbito familiar, social y educativo de forma errónea tildándolas de demasiado sensibles, ya que su entorno, al desconocer la Alta Sensibilidad, han invalidado emociones y conductas.
Llegados a este punto es fácil caer en comportamientos de enfado e irascibilidad hacia los demás que conduzcan a un terrible miedo de abrirse, mostrar el mundo interior y mostrar vulnerabilidades para que nadie se ría o juzgue.
Por otro lado, al tratarse una fina barrera entre el mundo interior de la persona y el mundo exterior (con todo lo que esto conlleva, situaciones inesperadas, sufrimiento, enfermedades, guerras, injusticias…) el componente más importante es CONOCER sus propias limitaciones y APRENDER a comunicarlas a los demás:
- Hacer partícipe a los demás con un lenguaje asertivo de nuestras necesidades.
- Trabajar en la ACEPTACIÓN de nuestras emociones (y no en la lucha de ellas)
- Tener pequeños espacios al día para asentarse y acallar el ruido interior (meditaciones de 3-5 min)
- Expresar esa belleza: buscar actividades que les den forma (baile, arte, teatro, fotografía…)
- Valorarlo como un RASGO, nunca como una enfermedad.
Si has llegado hasta aquí y piensas que este término te representa, solo quiero darte la bienvenida y decirte que es una gran virtud, aunque a veces no puedas verlo.