Cuando el dolor se expresa a través de la compulsión…

1. El trastorno por atracón (TA) es uno de los trastornos de la conducta alimentaria más frecuente y, a menudo, uno de las menos comprendidos. Se caracteriza por episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos en un corto período de tiempo, acompañados de una sensación de pérdida de control y un profundo malestar emocional. A diferencia de la bulimia, no hay conductas compensatorias como el vómito o el uso de laxantes, lo que puede llevar a problemas de salud como el sobrepeso y la obesidad.

Las personas con este trastorno suelen experimentar culpa, vergüenza y frustración, lo que puede perpetuar un ciclo de atracones difíciles de romper sin ayuda profesional. 

2. Diferencias entre el trastorno por atracón y otros TCA

El trastorno por atracón comparte algunas características con otros trastornos de la conducta alimentaria (TCA), pero también presenta diferencias clave:

Trastorno por atracón vs. bulimia nerviosa: En la bulimia, los atracones van seguidos de conductas compensatorias (vómitos, ejercicio extremo, uso de laxantes), mientras que en el TA no ocurre esto.

Trastorno por atracón vs. hambre emocional: Aunque ambos pueden estar motivados por emociones, el TA implica episodios de ingesta descontrolada con una frecuencia e intensidad mucho mayores.

3. Causas neurobiológicas y emocionales del trastorno por atracón

El TA no es solo una cuestión de “fuerza de voluntad” o “falta de autocontrol”. Desde la neurociencia y la psiconeuroinmunología, se ha demostrado que este trastorno involucra desequilibrios en áreas cerebrales y sistemas de recompensa.

Dopamina y sistema de recompensa: El consumo de alimentos ricos en azúcares y grasas activa el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer y la motivación. En personas con TA, este circuito puede estar hiperactivado, generando una necesidad de comer en respuesta a emociones negativas.

Cortisol y respuesta al estrés: Altos niveles de estrés crónico aumentan la producción de cortisol, lo que favorece el deseo de consumir alimentos calóricos como mecanismo de autorregulación emocional.

Desregulación del eje intestino-cerebro: El intestino y el cerebro están conectados a través del nervio vago y los neurotransmisores intestinales. Alteraciones en la microbiota pueden influir en la ansiedad y el comportamiento alimentario, promoviendo atracones.

4. El papel del estrés y la inflamación en los atracones

Desde la psiconeuroinmunología, se ha demostrado que el estrés y la inflamación crónica pueden desempeñar un papel crucial en el TA.

Los puntos que menciono a continuación, representan mecanismos fisiológicos y neurobiológicos clave que explican cómo el estrés y la inflamación crónica pueden contribuir al trastorno por atracón (TA) desde la perspectiva de la psiconeuroinmunología. 

  • Disfunción en la señalización de la saciedad (Resistencia a la leptina): La leptina es una hormona producida por el tejido adiposo cuya función principal es regular la saciedad y el gasto energético. En personas con atracones frecuentes, puede desarrollarse resistencia a la leptina, lo que significa que el cerebro no detecta adecuadamente las señales de saciedad.

Esto contribuye a una sensación persistente de hambre y a la incapacidad de regular la cantidad de alimento ingerido, favoreciendo la ingesta excesiva y la perpetuación del trastorno.

Además, el estrés crónico y la inflamación sistémica pueden alterar la sensibilidad a la leptina, haciendo que el cuerpo no responda correctamente a esta hormona.

  • Inflamación crónica y neurotransmisión alterada (Citoquinas proinflamatorias y depresión)

La inflamación crónica, mediada por citoquinas proinflamatorias como el TNF-α e IL-6, puede afectar la producción y regulación de neurotransmisores como la serotonina.

La serotonina juega un papel clave en la regulación del estado de ánimo, la ansiedad y el comportamiento alimentario. Niveles bajos de serotonina están relacionados con una mayor impulsividad, antojos de alimentos ricos en carbohidratos y predisposición a la depresión.

Esto explica por qué muchas personas con TA experimentan estados emocionales negativos que los llevan a recurrir a la comida como una forma de compensación emocional.

  • Ciclo de retroalimentación estrés-alimentación emocional:

El estrés crónico activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), lo que lleva a un aumento del cortisol, una hormona que, en niveles elevados y sostenidos, contribuye a la inflamación y a la disfunción del metabolismo energético.

La ingesta de alimentos altamente calóricos y palatables (ricos en azúcares y grasas) reduce temporalmente la activación del eje del estrés, proporcionando un alivio momentáneo. Sin embargo, este efecto es pasajero, lo que lleva a la persona a buscar repetidamente la comida como mecanismo de afrontamiento, generando un ciclo de dependencia emocional y fisiológica.

5. Tratamientos efectivos: enfoques psicológicos y médicos

El tratamiento del trastorno por atracón debe ser integral y multidisciplinario, combinando enfoques psicológicos, nutricionales y médicos.

Dentro de las herramientas o enfoques psicológicos más efectivos, nos encontramos con los siguientes: 

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Se enfoca en identificar y modificar pensamientos distorsionados sobre la comida y el cuerpo, enseñando estrategias para regular emociones sin recurrir a los atracones.
  • Mindfulness y alimentación consciente: Ayuda a mejorar la conexión con las señales de hambre y saciedad, reduciendo la alimentación impulsiva.
  • Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Trabaja en la aceptación emocional y el desarrollo de valores personales que promuevan un cambio sostenible.

En cuanto a las intervenciones médicas o nutricionales, en algunos casos, se utilizan por un tiempo determinado fármacos que modulan la dopamina para regular el impulso de atracón. Desde el punto de vista nutricional, trabajar con un nutricionista ayuda a restablecer patrones de alimentación equilibrados sin restricciones excesivas, que pueden generar más ansiedad.

 

6. Si experimentas atracones con frecuencia, aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarte: (además de recurrir a un espacio terapéutico, ya que acudir a un psicólogo especializado en TCA es indispensable a la hora de pensar en la recuperación) 

✅ Evita las dietas restrictivas: La privación extrema puede aumentar la urgencia por comer de forma descontrolada.

✅ Escucha a tu cuerpo: Aprende a diferenciar el hambre fisiológica del hambre emocional.

✅ Regula el estrés: Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración diafragmática pueden ayudarte a gestionar la ansiedad sin recurrir a la comida.

✅ No te castigues: En lugar de sentir culpa tras un atracón, intenta comprender qué lo desencadenó y busca estrategias para afrontarlo mejor en el futuro.

7. El trastorno por atracón es una condición compleja con raíces biológicas, emocionales y sociales. No se trata simplemente de “comer demasiado”, sino de una alteración en la regulación del apetito, las emociones y la respuesta al estrés.

Imagina que los atracones son como una tormenta en el mar. Llegan de repente, con oleadas de ansiedad, culpa y urgencia, arrastrándote sin control. En medio de la tormenta, todo lo que quieres es encontrar un refugio, algo que calme el caos momentáneamente. La comida se convierte en ese puerto seguro, aunque sea temporal.

Pero como cualquier tormenta, los atracones no definen el océano en su totalidad. Las aguas turbulentas pueden aprender a calmarse con el tiempo, con paciencia y con las herramientas adecuadas. No se trata de luchar contra el mar ni de culparte por sus oleajes, sino de comprender sus corrientes, aprender a navegar y, poco a poco, encontrar equilibrio.

Sanar la relación con la comida es como aprender a confiar en que, incluso después de la tormenta más fuerte, el mar siempre encuentra su calma ❤️‍

About the Author Psicorendimiento

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